Justificación

La etapa escolar es la mejor edad para enseñar unos buenos hábitos posturales, tanto por ser la edad de crecimiento de las estructuras óseas, como por la facilidad de aprendizaje en este período de la vida. Lo primero y más adecuado es la prevención desde edades tempranas, buscando una educación basada en la formación de aspectos que puedan llegar a concienciar de cara a un mejor tratamiento.

 

Por todo ello, en esta unidad didáctica se va a tratar la actitud postural en el alumnado de la ESO, quienes viven una etapa preadolescente que genera cambios físicos y mentales. Debido al alto grado de problemas de salud ocasionados por la falta de información y atención en esta etapa educativa en relación con la actitud postural, es conveniente elaborar esta unidad didáctica especializada en el tratamiento didáctico y organizativo de actitudes y comportamientos seguros y saludables.

 

En nuestra sociedad, los malos hábitos posturales están apareciendo cada vez en edades más tempranas. Por ello, muchos adolescentes sufren molestias normalmente relacionadas con la columna vertebral. También la vida sedentaria y la falta de ejercicio pueden  provocar el desarrollo de algunos trastornos. Para solventar estos problemas es necesario intervenir en la juventud lo antes posible y crear en estas personas unos hábitos correctos, para que no lleguen a sufrir las consecuencias de una mala higiene postural.

 

La actitud postural hace referencia a la postura que adquieren las personas para el desarrollo de sus actividades cotidianas, pero esta unidad se centrará en los y las adolescentes, y en la posición que adoptan en el aula, ya sea sentados en la silla, andando o realizando cualquier actividad de la vida diaria. También es entendida como el conjunto de posturas que adopta nuestro cuerpo normalmente para mantenerse equilibrado con respecto a la fuerza de la gravedad. Según Keller (1992), la actitud postural es la disposición física externa, la disposición interna que traduce a la anterior y como forma de relacionarse con el entorno. Cantó y Jiménez (1998) afirman que «la actitud postural es el resultado final de un largo proceso por el que se equilibra bípedamente el ser humano». Por tanto, la actitud postural no solo viene condicionada por el tono muscular o fortaleza de los ligamentos y músculos erectores de la columna vertebral, sino también por la personalidad del ser humano; es lo que se ha denominado el impulso psíquico. La depresión y el cansancio intelectual empeoran la imagen de la postura y, por el contrario, la alegría y el éxito la mejoran.

En cualquier caso, se debe fomentar en el alumnado un estilo de vida activo y saludable, ya que se necesita una base de conocimiento práctico que influirá y facilitará el compromiso con una vida adulta activa y sana.

 

Asimismo, se potenciará la concienciación del alumnado sobre la relevancia de la educación

postural, sus consecuencias en la vida cotidiana y su notable repercusión en la salud; de ahí su gran peso curricular.